martes, 6 de marzo de 2012

Mis buenos momentos con Aleja

Hoy mis pensamientos, van para mi sobrina mayor, esa incondicional amiga y compañera de niñez y la gran mujer que ahora es.

Recuerdo que con 10 años, comenzamos nuestra andadura, más como amigas que como tía y sobrina, aclarar que solo le llevo siete meses de edad, al ser contemporáneas, las inquietudes fueron casi las misma, y durante un par de años, compartimos casi como hermanas, recuerdo juegos y risas, y también muchas lágrimas, muchas conversaciones de preadolescente de noche, hasta que nos mandaban a callar y dormir, jejeje.

Recuerdo aun su cara de susto entre risas y lágrimas cuando se hizo mujer, esa mañana se me quedo grabada, aún oigo a mi madre consolándola, y diciéndole que era normal, la pobre, no estaba con su mamá ese día, le toco a su abuela.

Con los años, fuimos creciendo y yo me tuve que mudar, los primeros fueron igual que estar cerca, los fines de semana los pasábamos juntas, eran increíbles, yo muy rebelde y con ganas de experimentar, ella controlada, reservada, amiga de sus amigos, y con sus cosas, creo nos complementábamos, eramos en ese momento blanco y negro, positivo y negativo, por eso había equilibrio, fue la mejor época del mundo, termino uniéndonos el silencio, sí, el silencio, mientras leíamos, comenzamos nuestra afición a la lectura casi a un mismo tiempo, con las novelas rosas de la época, jejeje, mi madre sufría, porque no hacíamos nada en casa, más que leer y leer, acabábamos uno y ya estábamos con otro.

Recuerdo una en especial, Cosecha de brujas, llegamos a pelear con el librito, discutíamos con la tonta de la chica que no veía el amor que le tenia el chico en la novela, la veíamos hasta idiota por no creerla, quizás por eso es que acabamos siendo unas románticas empedernidas. 

Creo que nuestras vidas han sido de una manera como esas novelas, quien diría que Aleja, acabaría organizando bodas, y que yo sonaría con lo mismo.
pero todo se rompe, se rompió cuando empezamos gusto a ser mujeres, cada una hizo su vida, y por culpa de circunstancias y personas acabamos distanciadas, llore en silencio su perdida, y la impotencia me hizo ser fría y radical, por muchos años.

Pero los años el tiempo, y sobre todo la madurez nos permite ver cosas, hoy en día nuestras letras no unen, me volvió a unir a ella, oír a su madre hablar con la mía, verla llorar en algún momento y entender cosas.
Hoy puedo decir que nuestro cariño siempre estuvo ahí, solo se había dormido, y lo logramos volver a despertar.

Hoy sueño volver  atenerla cerca, volver a tener unas horas de libros y silencios, y de poder conversar largamente de cosas, sanar heridas y recorrer otra etapa de  nuestras vidas juntas, hoy sueño con ver como abraza a su prima y ve un poco su espejo.
Mi hija, en muchos casos, llega a parecersele mucho en carácter, creo que si estuviera cerca, podría pasar por hija suya, porque sin duda, es reservada, coqueta, inteliguente y sensible como era Aleja, de pequeña.

Mi niña te quiero mucho, a ti y a tu hermano.

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