sábado, 10 de noviembre de 2012

Historia de amores I


Historia de amores I
Después de muchos años, y haciendo balance de historias,  me apetece poder hablar  y entender de alguna manera porque algunas veces marcan nuestra vida las  personas.
Sé que en pocos años me encontraré contando a mi hija muchas de las cosas que viví, sobre todo tendré que contarle como hay veces en que el corazón te queda roto por culpa del amor, pero como de esas experiencia aprendemos y nos hacemos cada vez mejores seres humanos.
No sé que puede ser poco o que puede ser mucho, pero en cuestión de amores digamos no fui muy acertada, por lo que lloré quizás bastante más que otros, o no, quizás menos que otros, pero  si hay algunos dignos de mención en mi haber, por muchos motivos; aprendizaje, experiencia, desilusión, sueños, etc.
No empecé con novios temprano, quizás  podemos decir que dieciséis  años en mi época era algo poco común, normal para tener primeras ilusiones aunque ya muchas desde los doce  experimentaban muchas más cosas.
Mi primer beso es digno de mención porque fue romántica la escena, más poco recuerdo a la persona, está marcada la sensación, las mariposas en el estómago, y un calor extraño en los labios, pero como dijo cuando estas sentada a la orilla de la playa a media noche, con la luna llena el mismo ambiente te precipita, pero eso fue todo, algo bonito, pero pasajero como el aire, eso fue con quince, y no volví a sentir algo igual hasta los dieciséis.
En  esa etapa conocí mi primera gran  ilusión, y a la primera persona que me marcaría en cuestión de amores.
Él un chico unos años mayor que yo, recién graduado, guapo, prometedor diría cualquiera.
Lo conocí casi sin darme cuenta, una tarde de  verano en una quedada de gente aficionada a la banda de once metros de radio.
Me encontraba sentada hablando con unas amigas, recuerdo que ni me di cuenta que él estaba ahí, yo para esa época era una persona soberbia, me sentía la mejor del mundo, la más interesante, la más guapa  ante los  chicos. Pero en ese momento no estaba pensando en nada,  estaba inocentemente sentada, riéndome de cualquier cosa, pensando en que se hacía tarde y mi padre estaría de uñas pensando porque no llegaba a casa, veía claramente el sol caer en el horizonte, la gente riendo, cantando, no me apetecía moverme, entonces mi amiga dijo que la fiesta seguía en su casa, pensé, bien, ahora llamo a papá y le dijo que estoy en casa de Yita, pero no  resuelto, media hora en casa de ella y mi padre apareció y me soltó, _¡Te quiero  en quince minutos en casa! Salí corriendo dejando fiesta y gente atrás, desaparecí, eso debió impresionar al chico, no verme, yo no lo vi, pero al parecer él se fijo bastante, creo que de una manera fui como un capricho, alguien inaccesible  que desapareció.
Cuento esto así porque no dejo de preguntar por mí, a mi amiga, tanto que al día siguiente apareció ella en mi casa con él y un amigo. Claro yo no les recordaba, estuvimos un rato de risas y charla, no recuerdo ya si fue ese día o alguno después que nos fuimos los cuatro a comer helados, mi mente se  confunden ahora, pero sé que me decía fuéramos novios y yo me reía y bromeaba, me parecía atractivo, pero no se me ocurría puder gustarle tanto a alguien mayor.
Así  empezó todo, después de esos primeros días, se sucedieron  una  serie de acontecimientos  que marcarían la relación. Primero y con apenas unas semana de vernos, se fue de viaje, algo que ya estaba programado y que duraría en principio cuarenta y cinco días, la ilusión por mi parte era tanta, que iba marcando día tras día en un calendario, mientras en mi casa aparecían su mejor amigo y su hermano día sí y día no, en una especie de rutina de cuidado o vigilancia.
Pasados quince días y mientras yo soñaba pasaran los días volando, apareció una noche su amigo, cuando abrí la puerta me dice: _¡Tengo una sorpresa! y entonces sale él del coche, tuve que agarrarme a la puerta, mis rodillas temblaban como hojas, y el estómago se me salía por la boca.
No me imaginaba la sorpresa, porque no era solo que regresará antes de tiempo, sino que tenía que contarme muchas cosas.
Cuando me digo que habláramos, me asusté mucho, ese sexto sentido que te avisa que no todo es color de rosa.
Empezó, _ ¡Debo contarte algo! Tenía novia cuando comencé contigo. Zas, primera estocada, mis ojos eran un interrogante. _¡Termine con ella en estos días! Toso esto causo mucho revuelo, ella lo está pasando muy mal. En  mi cabeza todo daba vueltas, diciendo, bueno ya acabo no pasa nada.
Que equivocada estaba, todo se complicaría,  su familia y  la de ella  eran amigos de toda la vida  la noticia fue un balde de agua fría, y por supuesto fui la culpable, yo que ni me había fijado en él al principio.
Recuerdo claramente su graduación, esa misa en la que al parecer la madre se oponía a que yo estuviera, pero que él  quiso no fuera así, no entiendo aun porque actuó en ese momento así, apareció en mi casa, y me llevó, me sentí un átomo  bajo un microscopio a los ojos de su madre, pero sin embargo hoy creo que fue rebeldía ante su madre, pero la que sufrió en esos momentos fui  yo, a partir de ahí, todo fue a menos.
Pocos meses después la ilusión de su parte desaparecería, nunca sabré porque, aunque supongo muchas razones, ese día que me dijo todo acababa no entendía nada.
Pregunté si era por mí, sí ya no me quería, sí volvía con ella, sí su madre estaba en medio, sus respuestas siempre las mismas.  _¡No es eso, es que! Y me quedaba sin  respuesta, así que yo me encontré rota de dolor y con varias personas señalándome sin saber bien porque.
Entré en casa y mi madre al verme la cara supo era mi primera desilusión de amor, se dio cuenta que me habían roto el corazón por primera vez, fue mirarla y llorar como si no fuera a parar jamás, me tomó en sus brazos me abrazo y me empezó acariciar el pelo, poco a poco fui calmándome, pero los sollozos no paraban, acabé  yéndome a cama, mucho rato después ella entró, me hice la dormida, me dio un beso y acariciándome el pelo susurro.  _Mi niña te quiero, siento que querer duela tanto, pero así también aprendemos.

martes, 18 de septiembre de 2012

Moira


Se encontraba sentada, sus piernas largas dobladas, su espalda recta, las palmas de la mano sobre sus rodillas cara al cielo, sus ojos añil perdidos en el horizonte  viendo caer el atardecer y perdidos en el intenso infinito del mar frente a ella.
En ese momento del día era cuando su cuerpo podía descansar, y respirar la soledad de estar con él, de olor su salitre y de sentir el bosque espeso a su espalda susurrando sus árboles y mientras oír la suave despedida de los pájaros que con la caída del sol se refugiaban para dormir.
Era en esos momentos cuando recordaba otros  de su vida, se veía en medio del poblado corriendo entre sus casa circulares de piedra, jugando con sus hermanos aprendiendo a blandir su espada. En ocasiones se burlaban de ella, pero acabaron por reconocer era muy buena, mejor que muchos con apenas sus dieciséis años y mucho más atractiva para la vista de ellos, su cabellera rojiza trenzada, sus piernas embutidas en los pantalones de piel, su torso resaltado por el pequeño corsé de metal que la protegía, todo mostraba cada movimiento, ligera como una pluma certera con su esbelta espada de plata que para ella era una prolongación de su brazo.
Recordó como el poblado había quedado asombrado en una lucha con Beltrán, perfecta y sensual entre dos guerreros nobles, parecían danzar , uno frente al otro, hacia delante hacia atrás mandoble tras mandoble, así un buen rato hasta que sus espadas se cruzaron creando frente a ellos una equis perfecta y separados solo por el frio metal, sus ojos se enfrentaron, el azul intenso de ella, fundido en los negros de él, un fragmento de tiempo y Beltrán la venció, quedando ella perdida en la lucha y en el negro de sus ojos.
Sus recuerdos volaban y de pronto volvió a sus dieciocho años, se encontraba al lado de su madre, con el corazón en un puño y curando las manos de Beltrán, que en ese momento tenían llagas y la piel le caía a trozos por las quemaduras.
Llevaba años ayudando y viendo a su madre curar a la gente, conocía las plantas y hierbas del bosque y como usarlas, en esos momentos estaba preparando la sábila para las heridas del chico, después las vendaría, y al cabo de unos días usarían de la colmena un antiséptico, así cicatrizarían sin secuelas.
Sin ella y su madre Beltrán no sería ahora el mejor guerrero, su mejor amigo, y su maestro con la espada.
La noche que curó a Beltrán, su padre le revelo que ella sería la siguiente Druida en la familia, no sería ninguno de sus hermanos, ella poseía los dones, sabía curar, podía leer las estrellas, dominaba las armas, sobre todo la espada, era dócil con la gente pero firme, pero  lo que la hacía diferente eran sus visiones, esas donde le era revelado el futuro, el pasado  e incluso cosas que a veces hubiera preferido no saber.
Fue ese día cuando cerró su corazón al amor, guardo sus sentimientos y se alejo del poblado para vivir en el bosque.
Moira salió de su letargo, flexiono sus piernas las estiro, levanto y se interno en el bosque, el olor a tierra humedecida, las hojas otoñales desprendiendo sus intensos dorados por doquier, reconfortando su espíritu, decidió en ese momento vivir su destino como si fuera acabar ese mismo día.
Cuando llego al centro del bosque observo la espalda ancha, sus fuertes brazos blandiendo la espada que cortaba el intenso aire, rompiendo el silencio de la espesura salvaje, una y otra vez como luchando contra un fantasma. Al cabo de un rato lo llamo, Beltrán dejo caer la espada y busco a Moira con la mirada a través del verde bosque. 
_ ¡Hola!  No sé como lo logras hacer, pero eres como parte de este bosque, no logro oírte ni verte hasta que estas a mi lado.
_Es mi casa, mi hogar, mi madre, me protege, cobija, escucha, cuando logres verlo y sentirlo como si fuera parte tuya, me encontrarás fácilmente.
En un movimiento rápido se libero de su manto druídico, descubriendo ante el su esbelto cuerpo embutido en su traje de guerrera, sus blanquecinas y pálidas manos buscaron la espada.
Había llegado la hora de practicar un poco, era el momento donde la veía volar espada en mano cortando lo invisible, era tenerla cerca sin poder tocarla, oírla gemir con voz suave, a causa del ejercicio, para él todo ese juego era sensual a sus sentidos.
De repente se quedo quieta, y antes de acuclillarse, Beltrán vio el miedo reflejado en sus ojos añiles.
_ ¡Moira, Moira! Que sucede.
El silencio invadió todo el espacio, su cuerpo acuclillado, se apoyaba en la espada en su mano ahora a modo de báculo, con su punta clavada en la tierra fresca. Él la conocía en ese momento tenía una de sus visiones.
Se sentó paciente a su lado a esperar a que el trance cesara, cuando eso sucedía solo podía esperar, sus sentidos se aguzaban era el único momento en que ella se encontraba indefensa, quedaba a merced de lo que fuera.
También era el momento en que se podía permitir soñar, donde sus manos anhelantes rozaban sutil su cabello rojo enredando sus mechones entre sus dedos, respirando su esencia de bosque y mar de madre naturaleza; su manos níveas crispadas sobre su cabeza, eran suaves, aun las recordaba de cuando le curaron las suyas, desde ese día la deseaba, deseaba sus labios cerca de los de él.
De pronto oyó un susurro en el aire, una espada cortaba el viento y se detenía sobre su garganta.
_ Beltrán, amigo mío deja de soñar, algún día acabaremos muertos.
_ Yo, yo… Se levantó poco a poco retirando la espada plateada de su garganta y oculto su rubor; su insensatez le deja en evidencia delante de ella. Y no podía permitirse ser vulnerable ante ella.
_ ¿Qué has visto?
_ Muy poco, días terribles, sangre, fuego, dolor.
_No son buenas noticias.
_No, no lo son, en pocos años acabará todo, y serán días tranquilos. Sin embargo ella sonreía
_ ¿Por qué sonríes así?
Ella giro y desaparecía en silencio en el bosque, no podía decirle había visto una niña de cabellos rojos al viento y ojos negros intensos corriendo en la playa, jugando con los animales de su bosque, con una pequeña espadita de madera antes su padre, un niña que traía la paz, una niña que les pertenecía a ellos, pero que no sabía si era parte de su visión o parte de esos sueños silentes de su deseo.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Cualquier día...

En algunos momentos de la vida, hay días donde ni nosotros mismos nos entendemos.

Son esos días en que deseas comenzar algo y no sabes por donde, peor empiezas, y entonces todo empieza a salir mal, pareciera que el mundo confabula en tu contra, para que no sigas adelante.

Pero también en esos días es cuando los fuertes aunque se sientan derrotados siguen perseverando y luchando por sus sueños y saliendo adelante.

Yo siempre me he creído de los fuertes, aunque hoy un día cualquiera, siento las fuerzas flaquean...

jueves, 28 de junio de 2012

La palabra MIEDO

Hace tiempo que el miedo no atenazaba mi ser...
Cuando era un niña los terrores nocturnos abrumaron mi  ser, escapar de ellos me costo años.
Aun recuerdo a mi madre trasnochada a mi lado, dandome sus caricias en el pelo y diciendo no  tengas miedo todo pasa.
Al cabo del tiempo nada me daba miedo, aprendí a vivir de cara la mundo sin asustarme por nada.
Incluso cuando ella enfermo y falleció no tuve miedo solo hubo dolor.
Ella nunca uso la palabra miedo.En su vida todo  era positivo, y su sonrisa nunca se borraba, por más mal que se encontrara, nunca mostraba dolor, y siempre dijo, a la muerte no le tengo miedo, solo me duele no pasar más tiempo contigo.
Cuando me aviso de que le habían detectado cáncer, mi mundo se movió como si un terremoto asolara la tierra que pisaba, de alguna manera el miedo afloro de nuevo, yo he tratado de huir de él constantemente, olvidar lo que se siente y hasta hace unos días lo había logrado, sin embargo ahora vuelve a estar dentro de mi.
Entro en mi de nuevo al pasar por el médico, una eco mamaría da como resultado un pequeño quiste, los médicos no han dicho nada, pero a mi me ha removido el miedo, ha pasado por mi cabeza la frustración, la impotencia, y aun no sé si debería o no temer algo.
Pero claro me han llamado mil veces paranoica por decir que quería un estudio genético de cáncer, por decir que si pudiera me operaba el pecho y me ponía prótesis, o por decir que evitaría en todo lo que pudiera esa bendita enfermedad, que podría darme de cualquier manera, pero que no aceptaba me atrapara de la misma manera que a mi madre, a mis tias, o otras de mis bellas mujeres, luchadoras natas, que ya no están.

Miedo sí, hoy vuelvo a tenerlo y hay una única razón, la misma que tuvo mi madre para temer, el no poder pasar más tiempo al lado de mi hija, el volver hacer pasar una angustia injusta a mi padre que ya perdió en su día  a la única mujer que ha amado hasta doler el alma, el no poder disfrutar tantas cosas al lado del hombre que he escogido como compañero para  la vida.

Miedo, esa palabra que quiero desaparecer de mi diccionario personal y trasformarla en algo bueno para siempre.

viernes, 18 de mayo de 2012

Aquí estamos,
Unos días sin pasar por este blog, pero bueno es que solo escribo cuando me apetece, es algo que me relaja y distrae, si lo tomará por obligación me aburriría posiblemente.
los días tampoco han ayudado muy grises y lluviosos, ahora por lo menos sale algo el sol, y da alegría y color.
Es sorprendente lo que puede pasar a veces, la vida es como un calidoscopio, de pende de como mires por el los colores pueden ser infinitos.
Por momentos mi cabeza estalla confundida entre presente y pasado entre recuerdos y realidades.
Se agolpa todo en ella y parece que viviera en la estratosfera.
Alguna vez alguien me digo, eres totalmente surrealista, no veía ni entendía por que, pero creo que si es una palabra que me describe muy bien, por gustos y por sueños, o quizás sea más onírica, jajaja.
No puedo negar que siempre he sido de crear sueño y castillos en el aire.
Pero que más da, si con eso no hago daño.
Es hermoso poder crearte un mundo paralelo, un poco de locura en medio de tanta cruda y mala realidad.

sábado, 5 de mayo de 2012


Rabia, eso es lo que algunos días tengo dentro, sobre todos esos días que antes me podían parecer indiferentes o fiestas superficiales, o mejor, comerciales.
Eso días que me recuerdan que no estas que te has ido, y que ya nunca más podre abrazarte.
Esos días como será nuevamente el domingo, en donde se mezcla la felicidad y la rabia, esos días interminables, donde rio por que mi hija me llama máma, y lloro hasta romperme por no poderlo decir yo.
La vida se me ha vaciado a medias, mi vocabulario es pobre por la falta de una sola palabra, esa que tanto repetimos de pequeños, por todo.
La palabra mamá ya no puedo decirla, para mi ha cambiado de significado, mamá ahora soy yo, la que lucha por su hija, la que tiene que aprender a ser fuerte, la que a pesar de que esté papá, se siente muchas noches perdida, por no tener un abrazo, un te quiero, un estoy aquí.
Muero de rabia, al ver abuelas disfrutando de sus nietos, por no verte a ti corriendo detrás de mi hija, o cuidandola.
Muero de rabia cuando me enfermo y no tengo tus mimos, esos que curan a todos los hijos dle mundo mejor que cualquier medicina.
Rabia, rabia y rabia, con el paso de los años , puedo entender Dios haya querido tenerte con Él, pero no logro entender porque me privo de ti, porque me he perdido tantas cosas al no tenerte.
Rabia mamá porque no estas, rabia es lo unico que me ayuda a sacar d edentro tanto dolor.
Puto bicho que no pudimos con el,  al que odio hasta más no poder por privar a tantos de presencias como la tuya.
Mamá donde quiera que estes, feliz día de la madre.

domingo, 15 de abril de 2012

Melancolia.

Hola, hoy mis recuerdos hacen la escalera más alta que me pueda imaginar, con ellos subo cada peldaño, recuerdo tu olor, tus manos, tus besos, tus caricias, oigo tu risa alegre como siempre, y me acerco a ti, te abrazo, como hace 6 años hay sol en un día que para otros sería gris, ese sol me calienta el alma, entonces sé estas conmigo, que no me abandonas, que me vigilas, que cada particula d etu ser gira alrededor mio, y de todos los que te amamos. Mamá te extraño, pero me he dado cuenta con cada recuerdo me acerco más a tí, y soy capaz de abrazarte, de oirte, de sentirte, y es en ese momento cuando te siento, que mi alma descansa, de tanto extrañarte. Hace 6 años te fuiste, y para mi sigue siendo ayer. Dios te bendiga mamá. Te quiero cada día más.


Esto ya lo escribí en una ocasión, pero  hoy sin saber porque me he vuelto a sentir así, cada ciertos días necesito tu presencia, y desearía tocarte, y abrazarte. aunque el dolor ahora es más suave que al principio, el hueco en mi corazón y en mi lama, nunca se llena.

martes, 27 de marzo de 2012

De Religiones, homofobias, prejuicios y otros

Digamos primeramente que esto es solo mi punto de vista de algo, y que de ninguna manera quiero ofender a nadie, ni acusar, ni defender. Simplemente mis pensamientos y puntos de vista.
Por edad me toco vivir, lo que algunos llaman años del destape, esos ochenta medio locos.
Los términos que están en el titulo sin embargo han existido siempre, ocultos o no, pero siempre.
En mi época de estudiante logré entender y ver el mundo desde otras ópticas, no sin por ello ser me difícil de entender, influye mucho unos padres con una brecha generacional de cuarenta  años y costumbres distintas a las que en ese momento se veían, oían, o se sentían.
No era extraño que entre adolescentes se oyeran rumores de si tal o cual compañero/a era homosexual o no, todo entre risas fingidas, caras de asombro o algún maricón suelto. Yo me incluyo siendo en algún momento de mis quince o dieciséis años despectiva con ellos/as, simple, mientras no lo entiendes, vives y compartes no lo aceptas.
Esto pasa con todo, con la homofobia, la xenofobia, las distintas religiones, el racismo y más.
Me hice tolerante con el paso de los años, en algunos aspectos, en otros fui siendo más flexible y alguno lo he llegado aceptar por completo como parte de mi vida.
Cuando eres adolescente los prejuicios son muchos, te crees sabedor de todo y siempre quieres tener razón.
Mis pensamientos cambiaron drásticamente por diversas situaciones, pero empecé realmente a cambiar en mi etapa de Universidad.
Mis primeros prejuicios fueron con la religión, normal cuando has toda la vida estudiado bajo un régimen religioso católico, me imagino que pasa en cualquiera de las religiones, por eso muchas dejan de ser algo espiritual que te llena para convertirse en fanatismo.
Menos mal que me despoje rápidamente de ellos, a mi entender creer en Dios, llamesé como se llame, es suficiente para llenar mi espíritu, y de cada persona con una religión distinta a la mía que s eme acercaba, comencé aprender y sacra lo bueno que me aportaban.
Sigo siendo católica, porque creo en Dios, pero en la institución llamada iglesia sigo sin creer, y mucho menos le tengo fe, llevamos siglos matándonos y derramando sangre por defender lo que se cree de parte y parte, sin ser tolerantes. Comparti con judíos y musulmanes, con testigos de Jehová e incluso me acerque a la religión de los Krisna, no recuerdo creo son Hinduista, multitud de dioses y diosas, y os aseguro que cada uno tenía cosas buenas que aportarme.
Me sorprendí un día debatiendo las sagradas escrituras con un Testigo, aprendí que no llegábamos a conclusión ninguna porque cada uno defendía sus ideas, pero también concluimos que creíamos en algo y que por ello luchábamos sin perjudicar a nadie, por lo cual fue constructivo algo que empezó por mi parte queriendo ser destructivo.
De la chica Musulmana con la que compartí, aprendí que ella respetaba por convicción y no por imposición su religión, y su Yigha , le gustaba, por eso lo usaba, su familia le permitía usarla o no. Aprendí entonces que si yo puedo llevar una cruz al cuello y pido respeto, ella podía taparse su cabeza y no por eso ser juzgada.
De los judíos es admirable como entre familias se apoyan sin condiciones, para mi la historia y las demás religiones han sido injustos con una religión y cultura maravillosa.
De los Krisna me impresiono que hay dioses que respetan tanto, que son incapaces de fumar, o hacer el amor delante de sus imágenes.
Así infinidad de elecciones he visto en religiones, creo que cada uno tiene su verdad y la vive de la mejor manera.
Sin embargo no creo en los extremos de ninguna, y odio ver como por siglos en nombre de una u otra hemos hecho correr ríos de sangre.
Junto con la religión, y casi a la par por culpa de ella misma, los prejuicios homófobicos, realmente no fui radical diría que tolerante, sin poder encajar mentalmente como dos hombres o dos mujeres podían estar juntas como pareja.
En la Universidad lo empecé a entender, aun muchos ocultaban sus condición sexual, era principio de los noventa y aun para muchos un hándicap, ser homosexual era como ser leproso o peor, era ser un enfermo o un mal llamado sidoso.
Hoy lo entiendo, cuando un compañero del que jamas sospeche me invito una vez a comer en su casa y vi las toallas rosas (según él se habían lavado las blancas con las rojas) las fotos de él y otro señor y más cosas, me dije, no me lo creo, este tía es homosexual, sin duda cuando apareció su pareja quede convencida. Creo que todo se acumulo de golpe en mi cabeza, me mordí la lengua y trate de procesar la información, después de asimilarlo, me di cuenta que le apreciaba tanto como amigo y compañero, que poco me importaba si le gustaban chicas o chicos, pase por alto todo y seguí normal, años más tarde y gracias a él nuevamente compartiría oficina de trabajo con tres homosexuales, alguna vez un bisexual y un heterosexual, una mujer entre tanta testosterona jajajaja. Conocí a una de las mejores personas de esa etapa de mi vida, normal ocho horas de historias dan para mucho, me costo meses confirmar mis dudas, pero a la final se confirmaron, mi compañero era mesa era gay, pobre durante mucho cambio pronombres, nombres y calificativos, poniéndolos en femenino, fue todo una escuela para mi, después de que supiera todo, no dude en preguntarle, como, porque, cuando e infinidad de cosas, mi tolerancia paso de cero a cien rápidamente y ni que decir de entenderlos y vivir con ellos sus sentimientos, alguna vez me sorprendo cuando me entero de alguien que ni imaginaba, pero no por que sea , me sorprende que aun en esta época tengan que esconderse.
Lo bueno de todo lo que aprendí, me ayudo con casi treinta años, a orientar un poco a una persona a la que adoro, por su pureza de alma y espíritu, una chica perdida en sus incertidumbres que hoy en día disfruta plenamente de haber encontrado lo que realmente es.
Con respeto al racismo y la xenofobia no me extenderé, odio a todos los que la practican, con ello nunca tuve prejuicios, soy hija de emigrantes y soy emigrante, por lo cual sé jugar en ambos bandos, y como siempre en todos lados hay gente buena y gente mala, lo normal sería antes de juzgarles permitirles que se den a conocer, yo tuve la suerte no sentir ninguna de esa y cada vez que la veo algo dentro se me remueve, por eso trato siempre de sonreír a los desconocidos, eso si cuidado, porque gente mala y picara hay a montones en casi todas las culturas, razas, religiones y condiciones.

martes, 6 de marzo de 2012

Mis buenos momentos con Aleja

Hoy mis pensamientos, van para mi sobrina mayor, esa incondicional amiga y compañera de niñez y la gran mujer que ahora es.

Recuerdo que con 10 años, comenzamos nuestra andadura, más como amigas que como tía y sobrina, aclarar que solo le llevo siete meses de edad, al ser contemporáneas, las inquietudes fueron casi las misma, y durante un par de años, compartimos casi como hermanas, recuerdo juegos y risas, y también muchas lágrimas, muchas conversaciones de preadolescente de noche, hasta que nos mandaban a callar y dormir, jejeje.

Recuerdo aun su cara de susto entre risas y lágrimas cuando se hizo mujer, esa mañana se me quedo grabada, aún oigo a mi madre consolándola, y diciéndole que era normal, la pobre, no estaba con su mamá ese día, le toco a su abuela.

Con los años, fuimos creciendo y yo me tuve que mudar, los primeros fueron igual que estar cerca, los fines de semana los pasábamos juntas, eran increíbles, yo muy rebelde y con ganas de experimentar, ella controlada, reservada, amiga de sus amigos, y con sus cosas, creo nos complementábamos, eramos en ese momento blanco y negro, positivo y negativo, por eso había equilibrio, fue la mejor época del mundo, termino uniéndonos el silencio, sí, el silencio, mientras leíamos, comenzamos nuestra afición a la lectura casi a un mismo tiempo, con las novelas rosas de la época, jejeje, mi madre sufría, porque no hacíamos nada en casa, más que leer y leer, acabábamos uno y ya estábamos con otro.

Recuerdo una en especial, Cosecha de brujas, llegamos a pelear con el librito, discutíamos con la tonta de la chica que no veía el amor que le tenia el chico en la novela, la veíamos hasta idiota por no creerla, quizás por eso es que acabamos siendo unas románticas empedernidas. 

Creo que nuestras vidas han sido de una manera como esas novelas, quien diría que Aleja, acabaría organizando bodas, y que yo sonaría con lo mismo.
pero todo se rompe, se rompió cuando empezamos gusto a ser mujeres, cada una hizo su vida, y por culpa de circunstancias y personas acabamos distanciadas, llore en silencio su perdida, y la impotencia me hizo ser fría y radical, por muchos años.

Pero los años el tiempo, y sobre todo la madurez nos permite ver cosas, hoy en día nuestras letras no unen, me volvió a unir a ella, oír a su madre hablar con la mía, verla llorar en algún momento y entender cosas.
Hoy puedo decir que nuestro cariño siempre estuvo ahí, solo se había dormido, y lo logramos volver a despertar.

Hoy sueño volver  atenerla cerca, volver a tener unas horas de libros y silencios, y de poder conversar largamente de cosas, sanar heridas y recorrer otra etapa de  nuestras vidas juntas, hoy sueño con ver como abraza a su prima y ve un poco su espejo.
Mi hija, en muchos casos, llega a parecersele mucho en carácter, creo que si estuviera cerca, podría pasar por hija suya, porque sin duda, es reservada, coqueta, inteliguente y sensible como era Aleja, de pequeña.

Mi niña te quiero mucho, a ti y a tu hermano.

viernes, 2 de marzo de 2012

Mi historia con Becquer

Nunca fui una niña que me gustase leer, mi afición por los libros comenzó tarde, ya en mi adolescencia fue cuando descubrí realmente el maravilloso mundo de la lectura. Y aunque no fue con Gustavo Adolfo Becquer, con quién me aficione a ella, si fue un libro misterioso en el trascurso de mis juventud.

Todo comenzó cuando tenia unos nueve o diez años, mi madre siempre fue adicta a la lectura, cualquier cosa que cayera en sus manos era devorada con avidez y ganas de aprender, por eso compraba siempre que podía algún libro, y así comenzó una colección enorme.

Creo era el titulo cinco o el quince, ya no lo recuerdo, el que llevaba por titulo  Rimas y Leyendas de G.A.Becquer, era pequeño y de color azul, nunca le dí importancia hasta que un día en clases pidieron hacer una pequeña biblioteca y para ello debíamos de  donar un libro, era la única manera de hacerla y poder usarla, como me interesaban algunos cuentos cortos y divertidos, no quise quedar por fuera, y claro abrir el libro de Becquer y dije este mismo, parece aburrido, y así  salió de mis manos el primer libro de Becquer que estuvo en casa.

Me llamo mucho la atención que varias niñas lo leyeran, pero sin embargo pase mucho de ese pequeño libro azul, sin embargo ese mismo año daría un cambio respecto a la lectura, al toparme con un libro del cual ya no recuerdo el autor, peor si su titulo, un simple interrogante, ¿Preguntale a Alicia?, ese libro marco me vida como lectora, con él comencé a leer, comencé adentrarme en el misterio de la lectura con la joven Alicia, esa adolescente de  finales de los sesenta principio de los setenta, enganchada a las drogas como el LSD, y perdida en un mundo desconocido, pero al que sucumbí en mi imaginación siendo Alicia.

A partir de ese año leí casi cualquier cosa, pasaba horas con los libros en las manos, y me daban las dos o tres de la mañana leyendo.

Al poco de acabar ¿preguntale a Alicia?, un día saliendo de misa había una venta de libros, mamá se acerco y me llamo mucho la atención un libro que su carátula eran unas ilustraciones de acuarelas con un  colibrí y flores de bellos colores, pedí el libro por las ilustraciones sin importarme el titulo, solo me gustaban sus dibujos, ese libro entro en la biblioteca y solo salía para ver las ilustraciones, se titulaba RIMAS, ni me di cuenta eran la mitad del libro que hace un año había donado a la biblioteca de clase, de eso me dí cuenta años más tarde.

Cuando cumplí dieciséis años, comencé con las ilusiones de amor y por supuesto entro la poesía en mi vida, pero no entro Becquer, recuerdo claramente que sé comento sobré las rimas y leyendas en clase, pero la profesora de literatura decidió estudiar más a fondo a Neruda, y sus "20 poemas de amor y una canción desesperada", antes que a Becquer, fue maravilloso estudiar a Neruda.

Pero entonces  empezó a revolotear en mi cabeza el titulo del pequeño libro azul, y asocie el libro de ilustraciones, me sorprendió que fuera el mismo que salió de mi biblioteca y que estaba con otro formato en  mi biblioteca, entonces lo tome de la estantería y lo leí en menos de una hora, quedando marcada por tan bella prosa, cabe decir que me había mudado y que el libro sobrevivio a la mudanza, muchos libros fueron regalados por mi madre, otros donados e incluso tirados, sobrevivio al tiempo en la estantería, en medio de la colección de adolescentes conflictivas, las enciclopedias de química que nunca usé, los cuentos, y las revistas típicas de las chicas con dieciséis años.

Pero me quede a medias, el libro azul era pequeño peor tenia las leyendas, que no tenia el ilustrado, sin embargo no sufrí, lo deje pasar, y ya con dieciocho años en casa de una amiga, vi un día unas columnas de libros en el suelo, pregunte porque estaban allí, me dijo eran de su amiga Marife, que se había ido de su casa, pero que no quería los libros y que los vendería, tome un libro pequeño y gordillo, con las hojas amarillentas, y la tapa color crema algo roída por le tiempo, sus letras color oro.

Cuando leí el titulo caí sentada sobre la cama lo abrí y fui directo a la mitad, ahí estaba Becquer, me perseguía cuando menos lo esperaba, esta vez con las leyendas, me permití decirle a  mi amiga, que ese no lo vendería que avisara que se había perdido, no pagaría de nuevo por ese libro, simplemente lo metí en mi bolso y paso a ser de mi propiedad, esa misma noche devoré con ansiedad todas las leyendas, y releí sus rimas.

Hoy en día tengo treinta y seis años, hace diez me volví a mudar, solo que esta vez fue de país, peleé por mis libros y pagué exceso de peso por una maleta de  treinta kilos de papel, mis libros, entre ellos el tomo crema de letras oro y paginas amarillas, llegó hasta aquí no sin sufrir los envites del viaje, hubo que reparar un poco su carátula y lomo, pero aún sobrevive, aún me acompaña.

En pocos años mi hija podrá leerlo, tomar en sus manos a mi amado Becquer y saber la historia de unas Rimas y Leyendas, que sin saber antes de ser mías ya compartí con muchos.

Os dejo aquí la rima XIV, ella es mi preferida, la que acompaño mis letras en mi primera carta de amor.


RIMA XIV
Te vi un punto, y, flotando ante mis ojos,
la imagen de tus ojos se quedó,
como la mancha oscura, orlada en el fuego,
que flota y ciega si se mira al sol.
Adondequiera que la vista clavo,
torno a ver tus pupilas llamear;
mas no te encuentro a ti; que es tu mirada:
unos ojos, los tuyos, nada más.
De mi alcoba en el ángulo los miro
desasidos fantásticos lucir;
cuando duermo los siento que se ciernen
de par en par abiertos sobre mí.
Yo sé que hay fuegos fatuos que en la noche
llevan al caminante a perecer:
yo me siento arrastrado por tus ojos
pero a dónde me arrastran, no lo sé.


miércoles, 29 de febrero de 2012

Siempre me ha gustado escribir, recuerdo empecé con unos dieciséis años, cartas y poesía o lo que me imaginara, sin embargo nunca me creí buena, nunca pensé que mis letras llegarán más allá de las personas exactas.
Pero quien lo pensaría hace dieciocho años, hoy en día esa etapa ha sido borrada, las cartas han sido perdidas o tiradas en alguna papelera, no sé si alguien aún las conserve, el resto en un arrebato de orgullo, y queriendo romper con el pasado yo misma tire en un contenedor de papel.
Sin embargo hace unos años retome la costumbre de decir en letras, por papel o por tecnología lo que no soy capaz de expresar muchas veces en palabras.
Y de repente publico unas letras y alguien me dice soy buena y que lo siga haciendo, creo que todo depende de los estados de animo, de lo que sientes en cada momento, es como los artistas, tienen periodos en donde su inspiración es oscura o nula, y de repente resurgen.
Sin pensarlo dos veces y como  hice el año pasado, decidí escribir en un concurso, y empecé creyendo en que tendría posibilidades, y de repente, lo olvide y dije, no será, no interesa o no llama.
Mis amigos de antes y de ahora, los que me conocen y los que no me conocen tanto, leyeron y votaron pero faltaba el jurado lo importante eran ellos, y sin esperarlo a, zas, una llamada y el segundo premio del concurso es mio, y no es el valor material, no, ese no me  importa, ¿por que? , sencillo es el primer premio a mis letras a lo que me gusta, el que me ha dicho, que aquellos que no saben nada de mi, se han sentido interesados, que les ha gustado y que por eso merezco algo.
Creo que he obtenido el impulso que me permitirá seguir escribiendo, para mi, o para pocos, o quizás para muchos.
En estos momentos en que estaba casi deprimida, por circunstancias diversas, esto es un aliciente para retomar mis sueños de escribir.
Gracias a todos.

domingo, 19 de febrero de 2012



Nostalgia 

Sin venir a cuento anoche la nostalgia se apoderaba de mí, los recuerdos invadían mi mente y las lágrimas afloraban, despacio recorriendo mis mejillas entre penumbras. 
Que vacio tiene aquel que es emigrante, aquel que divide sus amores a la tierra y a los seres. 
Recordaba como de muchas veces mantuve en Venezuela conversaciones de este tipo. 
-¡Hola, Qué tal! 
- ¡Hola, bien y tú! 
-Bien, mucho gusto. 
-Igualmente. 
- ¿Eres Venezolana? Sí lo soy, nacida aquí de Padres españoles. 
-Ah, con razón es que no pareces venezolana. 
-Jaja, no es la primera vez que me lo dicen… 
Y por ahí surgía un sinfín de sentimientos, y me decía, pero qué coño, si soy nacida aquí y criada aquí… pero no le daba más importancia, algunas veces hasta me causaba gracia, o lo veía en beneficio. 
Sin embargo siempre sentí a Venezuela mi patria, y aún hoy la siento, y se me agolpan los sentimientos cuando oigo un alma llanera o cuando oigo la canción Venezuela, tantas veces cantada por muchos, como me identifico ahora con sus estrofas… “entre tus playas quedo mi niñez”, nunca pensé que esa frase fuera a ser tan cierta, porque en las playas de Falcón pase mis más hermosas vacaciones de niña, tengo recuerdos inmensos. 
Ahora las conversaciones son tan parecidas, solo cambian cuando después de cuatro frases me dicen ¿tú no eres gallega verdad? Y toca decir lo mismo, no, nací en Venezuela y mis padres son gallegos… y bla bla bla. 
Los emigrantes siempre dando explicaciones, sean ellos mismos o sus hijos, pertenecen a esa tierra de nadie, ese limbo entre mundos que las personas creamos con tantas fronteras. 
Hoy entiendo a mi madre cuando decía que no era de ninguna parte que extrañaba cosas de Galicia, pero que amaba a Venezuela, que su corazón se dividía entre la una y la otra, que en una había nacido y la otra la había hecho persona, tanto amo a las dos que pidió ser incinerada y sus cenizas repartir en ambos mares, esos donde yo deje mi niñez y esos donde ella disfruto sus últimos años. 
A nosotros los emigrantes las tierras nos dan y nos quitan, tenemos en desconsuelo de no ser de ningún lado, y a su vez la maravilla de ser ciudadano del mundo. 
España me quito lo que más ame, mi madre, pero me dio lo que más amo, mi hija, Venezuela me formo como persona, me dio su sol, y sobre todo la nobleza de sus gentes. 
Es duro querer ver la tierra de uno y sentir miedo, miedo por lo que sucede, miedo de ver como un país noble se ha ido destruyendo, por la avaricia de unos y el abandono de otros. Sí, me fui de mi tierra y soy ciudadano del mundo, no por elección sino por obligación. 
Y la historia se repite, mis padres fueron pensando jamás regresar pero el destino los hizo volver, yo ahora sé no voy a regresar en mucho tiempo, no sé si los mismos cuarenta años que ellos estuvieron lejos de su tierra, no sé si antes de eso, no tengo ni idea si me toque volver, quizás mi hija vuelva a dar el giro a esta rueda de vida que tenemos los que somos emigrantes, los del limbo, los que tenemos y no tenemos patria, o como prefiero verlo yo, los que tenemos dos, tres, cuatro o más banderas, más gentes, más culturas, y un montón de sentimientos vividos por vivir y por compartir. 
A todos esos que dividen su corazón entre tierras, a todos los que por una u otra razón han tenido que salir fuera de la tierra que los vio nacer, para seguir creciendo en otra que no es la suya. 











sábado, 18 de febrero de 2012

Sábado, por fin , el fin de semana de carnavales... mi hija feliz por poder disfrazarse, que bello es ser niño, que maravilla poder tener la fantasía rodeándote, sin que por ello el mundo deje de girar.
Nada toca vivir de la fantasía por unos días, tratando de entre colores y fiesta olvidar el resto de problemas , carnavales esta aquí, princesas, fantasmas, alegorías, payasos, nos escondemos entre mascaras y disfraces para realizar nuestros sueños por un rato.
Vivimos por unas horas en el castillo de mentira que queremos, luchamos contra monstruos, nos volvemos doncellas, y hay caballeros luchando contra dragones.
Todo un cuento de niños, paganismo para poder evadir, ¿porqué no?¿A quién no le gusta poder hacer realidad sus sueños?
Hay queda pasar bien las festividades de Don Carnal, y cuando acabe la fiesta a llorar la sardina.

miércoles, 8 de febrero de 2012



Al  mejor  hombre

Al único hombre que nunca me ha fallado. Las cartas de amor no siempre son para los amantes, esta es para un amor incondicional, para el mejor hombre del mundo mí padre.
Recuerdo tantas cosas, que no sé como agradecerte tantos años felices, tantas enseñanzas, y tantas discusiones. No logré entender hasta hace unos pocos años cuán grande era tu amor por mí, porque aunque físicamente no hemos estado siempre lejos, nuestros espíritus contradictorios se separaron un tiempo, pero aun así siempre supe me amabas y te amaba.
Quiero agradecerte tantas cosas, que no sé por dónde empezar, has sido el mejor del mundo, has sido para mí todo, el ideal a seguir, mi héroe, mi príncipe encantado, y algunas veces, muchas mi conciencia guiándome a través de las tinieblas.
Como voy a olvidar  como siendo pequeña me llevabas a montar a caballo y me decías, “no tengas miedo agarrarte fuerte y no pasará nada, los caballos no te harán nada”. O las horas infinitas de playa, la que no te gustaba y donde acababas rojo como un camarón por enseñarme a nadar, todo porque tu amor es infinito, lo lograste papá me enseñaste a nadar en el agua y en la vida.
Recuerdas como  me enseñaste a disparar tu escopeta, para mi eras el mejor difícilmente fallabas un tiro y yo quería ser como tú, quería te sintieras orgulloso de mi siempre, y tome con fuerza en mis manos la escopeta que para ese entonces era igual de grande que yo, y tú me decías,” cuidado te puede sentar cuando dispares, tienes que pararte firme con los pies uno delante del otro y apoyar bien, con fuerza, firme, con seguridad”, pero eso no era lo más importante, me enseñaste a respetar la naturaleza y a que un arma nunca se empuña para agredir a un ser humano, tú quizás ni lo sabes, para ti quizás solo fue una anécdota, pero para mí fue enseñanza de vida porque aprendí a ver las cosas desde otro punto de vista.
Recuerdas como me enseñaste a jugar a las cartas, estabas enfermo, pasabas los días enteros sin moverte en cama, yo no entendía que te pasaba, solo quería llegar a casa del colegio para jugar contigo, entonces aprendí algo más que jugar a las cartas, aprendí la responsabilidad, porque para ti esta es básica en la vida, imprescindible para ser hombres de bien, y vi como maltrecho por el dolor te levantaste para dar la cara en tu trabajo por un accidente que no era culpa tuya sino de tú sustituto, pero que por estar cubriendo tú puesto te resulto ineludible, y suspendiste operación y levantaste con dolor, porque para ti las personas son más importantes que tú mismo, porque no conoces el egoísmo ni cuando es necesario.
Cuantas cosas aprendí de ti, las lecciones más grandes de vida me las diste tú, no la universidad ni la calle, ni los estudios, tú, solo tú amor me enseño a ser persona.
En mis años más difíciles como adolescente no estuviste todo el tiempo y entonces comenzaron nuestras diferencias, pero como no tenerlas, tú naciste en la postguerra, viviste opresión y hambre, yo nací cuarenta años después en las tecnologías, la democracia y la revolución femenina, tú eras de las mujeres en su casa, sin llegar a ser machista, pero las mujeres en casa, y yo era de liberación femenina, independencia , autosuficiencia, de aprender viviendo, hoy sé tenias miedo de que el mundo me hiriera, y si, claro que sí me hirió, pero papá me habías enseñado muy bien, a separar lo bueno y lo malo, por eso siempre disfrute sin ser libertina, y sin meterme en problemas, tú me enseñaste a ser responsable  a saber beber, a saber decir no y a no dejarme llevar por lo que hicieran los demás, tú nunca lo has sabido, pero siempre tenía tus consejos conmigo; pero un día en una discusión ya no recuerdo ni porque, seguramente porque salía mucho de fiesta, te herí, te herí en lo más hondo, fui directo al corazón sin pensarlo, sin tener compasión, lo entendí años más tarde cuando obtuve el titulo por el fin de mi carrera, con él en las manos y con casi veinticuatro años vi las cosas claras, mis palabras fueron, “tú nunca estas en casa papá, no me conoces porque no te ha dado la gana, solo estas aquí los fines de semana, no sabes nada de mí”, así termine la discusión y tú no hablaste más, claro que no me conocías bien, pero no porque no quisieras, sino porque trabajabas toda la semana fuera de casa, sacrificando el estar con tu familia para darme una carrera, para pagarme los estudios, para hacer de mi lo que tú no habías logrado ,ser una profesional, pero claro los adolescentes no vemos más allá de nuestras narices y yo en vez de acercarme a ti, me aleje , me seguí yendo de fiesta o al cine.
Por todo eso papá te quiero pedir perdón, pero sobre todo quiero darte las gracias, gracias por hacerme la mujer que soy, gracias por ese amor inmenso que me tienes, por haberme forjado una personalidad como la que tengo, por hacerme fuerte ante la vida, no fuiste médico, ni ingeniero, ni siquiera tienes un bachiller, pero eres un sabio, sabes muchísimo y todo lo que sabes me lo has enseñado.
Papá nunca te he dicho te quiero, por eso te lo dijo ahora, aunque sea en una carta, es la manera que tengo de darte un pequeño homenaje, me di cuenta de lo inmenso de mi amor por ti cuando murió mi madre, porque en ese momento te vi llorar, nunca te había visto llorar papá, ese día te vi perdido y solo, me di cuenta que solo nos teníamos el uno al otro y que nunca te había dicho te quiero, y mi alma se quebró , por eso quise volver a tenerte.
Padre sé que mis agravios seguramente no los recuerdas, y también se que cada logró mío para ti ha sido un gran triunfo, porque me tienes una amor aprueba de cualquier cosa, el amor que solo le tienen los padres a sus hijos, ese inquebrantable y solido.
Papá te amo con todas mis fuerzas, nunca deje de hacerlo, solo me escondí, y te dijo que la cosa más hermosa que me ha pasado es poder verte disfrutar de mi hija, ver como sonríes como hace tanto tiempo no lo hacías, ver como una pequeña personita saca de ti tanta alegría, verla a ella en tu regazo es verme yo hace unos años atrás y ser feliz como lo era, olvidándome de todo lo demás.
Papá siento que haya pasado tanto tiempo para decir dos palabras tan simples, pero como alguna vez leí, no aprendemos a ser hijos hasta que somos padres, y es sencillo, lo entendemos porque nos duelen los hijos, entonces sabemos lo que dolíamos a nuestros padres, entendemos el tantas veces repetido por ustedes, todo lo que hago lo hago por tu bien, pero eso solo se aprende con los años,
Solo me queda decirte o mejor dicho repetirte que te amo con locura, que doy gracias a Dios por tenerte en mi vida porque hayas sido mi padre y por haberme hecho quien soy.
Papá te quiero, y siempre  estás en mi corazón.

martes, 7 de febrero de 2012

Mi Razón de vivir.

Cuando despiertas y te vez sin motivación alguna, no sabes ni siquiera que pie poner antes en el suelo, te obliga la inercia, la conciencia o simplemente un ser especial.

En estos tiempos de tantas decepciones, de tanta crisis, de tanta decidía, a mi solo me ha logrado motivar, el saber que después de despertar tengo una sonrisa esperando, una sonrisa sincera, un beso dulce como los caramelos y unos ojos que no mienten al decirme te quiero.

Mi hija es mi motor, como lo han sido tantos hijos para tantas madres.

A todos ellos que Dios les Bendiga.